Los abuelos en el cine

Los abuelos han sido y son protagonistas de nuestras vidas. Y el cine, como reflejo de muchas de las situaciones que vive el ser humano, de sus sentimientos e ilusiones, ha sabido reflejar con acierto ese protagonismo. Hoy, nos paramos en tres de las películas que nos muestran a los abuelos como compañeros, maestros y como centinelas de nuestro camino.

En el año 2003 se estrena la película griega “Un toque de canela“, dirigida por Tassos Boulmetis e interpretada por Georges Correface y Stelios Mainas, entre otros. Esta obra nos presenta a Fanis, un conocido profesor de astrofísica que ha de reencontrarse con su pasado, con su abuelo Vassilis, que vive en Estambul y al que no ve desde que era un niño. Su abuelo ha desarrollado una teoría culinaria que es toda una filosofía de vida que aquel Fanis niño debe enfrentar cuando, ante la enfermedad de su abuelo, tiene que viajar a visitarlo. Descubrimos todo un universo de sabores que se encarga de sazonar sentimientos y vivencias familiares.

Música de Los Gritos para “Abuelo made in Spain“, una de las muchas películas protagonizadas por Paco Martínez Soria. Y como en tantas otras de su película, interpreta a un personaje entrañable. Ese abuelo que llega desde el pueblo a la ciudad para reencontrarse con sus hijas y sus respectivas familias que, poco a poco, se han ido alejando de él y de lo que representa. Marcelino, el abuelo, se presenta en la ciudad invitado por una de sus hijas y poco a poco irá ganando el lugar que le corresponde y recomponiendo aquellas partes de la unidad familiar que se habían deteriorado. Esta película de 1969 fue dirigida por Pedro Lazaga y contó también con Mabel Karr, Florinda Chico y Mónica Randal, entre otros. Y pese al tiempo que ha transcurrido desde su estreno, ha conseguido ser la película española con más porcentaje de audiencia en televisión entre 2000 y 2009.

“Up” es la película con la que Disney y Pixar nos sorprendía en 2009. Un alegato sobre la amistad, sobre la validez de las relaciones intergeneracionales y sobre cómo estas pueden incluso sanar viejas heridas causadas por la soledad y la apatía. Carl es un viejo un tanto gruñón que emprende un viaje muy especial acompañado de Russell, un niño a través de cual verá todo con otros ojos. Los dos, el anciano y el niño, aprenderán que juntos el camino es más fácil y comprenderán que tienen mucho que aportarse el uno al otro.