El Asistente Personal, clave en la vida de muchas personas
El Asistente Personal es una figura ya recocida y regulada en la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia. Se trata de una figura que viene a demostrar que las personas con discapacidad son dueñas de su vida y como tal, pueden decidir cómo quieren vivir, teniendo los apoyos adecuados.
Conversamos con una de esas personas, Elsa Bouzas, una joven gallega de 35 años que tiene una parálisis cerebral que le obliga a moverse en silla de ruedas y que limita notablemente su movilidad y su actividad diaria. Ella es beneficiaria de la prestación Asistente Personal de Asistencia Personal del Área Norte de la Confederación Gallega de Personas con Discapacidad, COGAMI, desde hace ya 10 años y nos cuenta cómo le ha cambiado la vida desde entonces. Reconoce que ha ganado libetad “para entrar un salir cuando quiero” ya que la figura del Asistente personal “te da una gran independencia“.
Las necesidades que viene a cubrir un Asistente Personal, dependiendo de las necesidades propias de cada usuario, se centran en fomentar la vida independiente de las personas con discapacidad y en ayudar a realizar las tareas de la vida diaria, de ocio, formación, empleo, etc. En definitiva su labor consiste en incentivar que cada persona pueda construir su proyecto de vida y sea la protagonista de la misma.
Elsa cuenta que son muchas las actividades que realiza junto a su AP, desde ir al fisioterapeuta, a la piscina o a la playa en verano, “a tomar algo. Me permite hacer una vida normal, porque me ayuda en todas las actividades que no puedo realizar por mí misma, como ducharme, ponerme los playeros y conduce por mí”.
Elsa Bouzas reconoce que una de las claves para que la relación entre el Asistente Personal y el usuario funcione es la comunicación sincera y cercana que debe establecerse entre ambas personas, “al igual que tener muy claro que el jefe es el asistido y no sus padres, aunque como en mi caso viva con ellos”.
El Asistente Personal responde al deseo y al derecho de las personas con discapacidad funcional de manejar las riendas de su propia vida, de poder vivirla con dignidad y en igualdad de condiciones que el resto de ciudadanos. Es decir, es una figura de apoyo encargada de suplir las tareas y actividades que la persona con diversidad funcional no puede desarrollar sola o por sí misma.
Elsa reconoce que ya es muy difícil imaginar cómo sería su vida sin la Asistente Personal, porque gracias a ella ha conseguido un grado de independencia que antes no tenía y ha podido sentirse libre para elegir qué hacer. “Los AP no son conscientes de que nos están dando vida, porque sin ellos no podríamos, por ejemplo, salir de casa en muchas ocasiones”, apostilla.